domingo, 12 de octubre de 2003

Nuevo gabinete: ¿El ganador se lleva todo?


El gabinete de Natividad González Parás está integrado por políticos con una larga trayectoria en el PRI, técnicos especialistas en sus áreas y ciudadanos no militantes en los partidos políticos.


En el primer círculo, el de políticos con experiencia, tenemos a figuras como Abel Guerra, Eloy Cantú, Romeo Flores Caballero, Napoleón Cantú, Rogelio Cerda, Ildelfonso Guajardo, Mario Guerrero, Lombardo Guajardo y María Elena Chapa, entre otros.


En el círculo de los funcionarios técnicos podemos ubicar a personalidades como el Secretario de Finanzas, Rubén Martínez Dondé, que es un financiero con trayectoria en los grupos empresariales de Monterrey; la Secretaria de Educación, Yolanda Blanco, una maestra normalista de toda la vida; el Secretario de Seguridad, Gral. Domingo Rodríguez Garrido, un militar de carrera; el Secretario de Salud, Dr. Gilberto Montiel, un médico cardiólogo, y la Contralora del Gobierno, Nora Livas, una funcionaria de carrera.


En la integración del círculo de los ciudadanos, el Gobernador utilizó la figura de los organismos descentralizados para incorporar a la estructura de gobierno a reconocidas personalidades de la comunidad académica, empresarial o deportiva, como Alejandra Rangel, Othón Ruiz, Guillermo Zambrano Lozano, Carlos Maldonado Quiroga, Melody Falcó, Alicia Guajardo y Alfonso Rangel Guerra, entre otros.


El gabinete no incluye, por lo menos en la primera línea, a figuras militantes del PAN, o a otras figuras de la Oposición.


¿Pluralidad o eficiencia?

Sin embargo, las críticas expresadas en torno a la falta de pluralidad del equipo del Gobernador de Nuevo León no tienen mucho sentido.


Recordemos que el triunfo de Natividad sobre Mauricio Fernández fue por una abrumadora mayoría (57 por ciento vs. 34 por ciento), lo cual deja al Gobernador en entera libertad de nombrar a un gabinete sin recurrir a los compromisos partidistas con la Oposición.


Natividad fue candidato de una "Alianza Ciudadana", y en ese sentido su compromiso está de lado de los ciudadanos y de los partidos que conformaron la coalición que lo llevó al poder.


En los sistemas presidenciales, a diferencia de los parlamentarios, el Ejecutivo no está obligado a conformar gabinetes de coalición, aun a pesar de que su triunfo haya sido por mayoría relativa, como fue el caso de Vicente Fox, quien llegó a la Presidencia de la República con el 42 por ciento de los votos, y no convocó a las fuerzas opositoras a participar en un gobierno de coalición.


En los sistemas presidenciales y de mayoría funciona el principio -querámoslo o no- "el que gana se lo lleva todo", y esto deja al gobernante en libertad de elegir a su equipo de trabajo. El espacio concebido para reflejar la pluralidad social y partidista es en el seno del Poder Legislativo, y no al interior del gabinete del Ejecutivo.


Además, para los electores el debate no está tanto en discutir la "pluralidad" o la "homogeneidad" de un equipo de gobierno, sino, ante todo, sus resultados.


De nada sirve que un gobierno sea plural si su trabajo no se ve reflejado en beneficios tangibles para la población. Esta es, de hecho, una de las razones por la que los electores castigaron al gobierno de Vicente Fox en las pasadas elecciones legislativas.


Una encuesta de Consulta Mitofski, levantada en septiembre de este año, muestra que entre las causas que provocaron la decepción frente al gobierno de Fox, está la "inexperiencia" y la "incapacidad para gobernar". Los mismos argumentos estuvieron presentes en la evaluación de la administración panista de Nuevo León en las pasadas elecciones para Gobernador, que fue juzgada por su ausencia de resultados, su inexperiencia, incapacidad e insensibilidad hacia los grupos más desprotegidos.


A diferencia de 1997, cuando se eligió a Canales como Gobernador, en el 2003, el perfil empresarial dejó de ser paradigma de capacidad gerencial en el Gobierno. Por el contrario, éste se convirtió en sinónimo de alejamiento, voracidad recaudatoria y falta de capacidad para manejar los asuntos públicos.


El reto: combinar la eficiencia con la honestidad

Gran parte del éxito de la campaña de Natividad para Gobernador fue el haber contrastado su perfil político y su cercanía con los grupos vulnerables de la población, frente al perfil empresarial y la lejanía mostrados por Mauricio Fernández.


Las recuperación electoral del PRI en las pasadas elecciones marca el regreso de los políticos al poder, pero eso conlleva también, ante los ojos de la opinión pública, el riesgo inherente de la restauración del viejo régimen, con las prácticas y los vicios que los electores reprobaron hace seis años.


El reto que enfrentan el nuevo Gobernador de Nuevo León y su equipo de trabajo está en combinar la experiencia en la conducción de la gestión de los asuntos públicos que le da su círculo político de colaboradores, con la eficiencia y la participación social que le aseguran sus círculos de colaboradores técnicos y ciudadanos.


El reto es conformar un gobierno de resultados, que combine la experiencia y la eficiencia administrativa con la cercanía y la honestidad.


La combinación de los círculos políticos, técnicos y ciudadanos en un mismo equipo, es un experimento interesante, que puede marcar una nueva vía hacia modelos de gestión pública más eficientes, sin que por ello se descuide la sensibilidad social y la honestidad.


¡El reto está en construir un nuevo modelo de gestión hacia el futuro, no en regresar al pasado!

(Este artículo se publicó en el periódico El Norte el 12-10-03)

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